Por Hugo Farina Pensamiento ISTEEC #6 Publicado el 1/9/2022 - Año 1 - Septiembre de 2022
José de San Martín es uno de nuestros más queridos próceres e indiscutido héroe nacional y latinoamericano. Su lucha y hazañas despiertan interés en muchos rincones del mundo.
Es difícil aportar algo más a todo lo que ya se ha escrito sobre él, pero podemos intentar algo diferente.
Cuando el director de la Revista me pidió escribir en conmemoración del paso a la inmortalidad del General José de San Martín, se me planteó un enorme desafío. ¿Qué más podría decirse de LA figura de la Patria que no se haya dicho ya?
Reflexioné sobre cómo podría recordarlo y compartirlo con nuestros lectores, a 172 años de su partida. Me atrajo una idea que me es recurrente con otras figuras importantes de la historia.
Desde niño, constantemente me pregunto: Si pudiéramos viajar en el tiempo y hablar con esas personas que marcaron un hito en nuestra historia, ¿Qué pasaría?
En la Mendoza de 1814, con el General, ¿Cómo sería un charla íntima? ¿Qué le preguntaríamos? ¿Qué le diríamos de nuestro presente? ¿Qué opinaría de Argentina a casi dos siglos de su Gesta Libertadora?
Probablemente mi intención estaría en hablar sobre muchas de sus frases que marcaron a generaciones y que perduran con indiscutida vigencia.
A continuación comparto con todos nuestros lectores una breve reflexión personal sobre estas ideas que calaron profundamente en la memoria colectiva de nuestra Nación.
«Seamos libres y lo demás no importa nada»
Don José de San Martín dejó trascender en su legado que la LIBERTAD era un concepto con mucho peso entre sus valores más preciados.
El Padre de la Patria sin dudas dedicó una gran parte de su vida -e incluso sacrificó su salud- para luchar contra este flagelo intemporal que golpea con fuerza a todas las sociedades de todas las épocas.
La falta de libertad representa las cadenas más pesadas que nos toca transportar a todos los seres humanos día a día. La libertad no sólo está dada por su prohibición -legítima o ilegítima-, sino por un sinnúmero de condicionamientos que no nos permiten sentirnos absolutamente libres.
La sociedad moderna nos desafía constantemente a someternos a inconmensurables estados de esclavitud económica, social o religiosa, con los cuales lidiamos diariamente.
La libertad, en sentido amplio, es la capacidad humana de actuar por voluntad propia. Me pregunto, ¿todos gozamos de ella? Creo que los seres humanos tenemos la responsabilidad de levantarnos todos los días y convertirnos en héroes, como San Martín. No hay que temer a luchar con todas nuestras fuerzas por eso que anhelamos, que soñamos, que nos hace felices, porque si no somos libres, lo demás no importa nada.
Don José dio el primer paso y nos independizó como Nación. Ahora nos toca a nosotros librarnos de todas las demás cadenas que nos someten.
«La biblioteca destinada a la educación universal, es más poderosa que nuestros ejércitos»
José de San Martín gozó de grandes privilegios para su época. En 1787 ingresó en el Seminario de Nobles de Madrid, donde aprendió retórica, matemáticas, geografía, ciencias naturales, francés, latín, dibujo y música.
Antes, como ahora, la educación representa una de las herramientas más poderosas para transformar el mundo. Él sabía de esto a la perfección, pero también entendía que estaba reservado sólo a unos pocos. Comprendió que las verdaderas revoluciones son las que se gestan desde el conocimiento, y no desde el campo de batalla.
Esta frase me llevó al autor y filósofo inglés John Locke, quien postuló su teoría del conocimiento. Se preguntarán cuál es la relación. Bueno, queda claro que el conocimiento sólo se adquiere a través de un proceso de aprendizaje.
Desde el inicio de los tiempos, los canales por los cuales se transmite el conocimiento son los maestros. En muchos de sus trabajos Locke posiciona el rol del docente en el centro de la escena y enfatiza la responsabilidad con la cual debemos asumir nuestra tarea. Es que de eso depende no sólo el destino de los individuos, sino el de la patria, del mundo y de la sociedad en su conjunto. Para San Martín la educación es transformadora, revolucionaria, patriótica y -sobre todo- hacedora de mejores sociedades.
Nuestros próceres entendieron claramente estas cuestiones elementales y fundamentales para el desarrollo igualitario de la sociedad argentina. Lo opuesto a la educación como uno de los pilares fundacionales de toda sociedad, nos lleva indefectiblemente hacia un abismo inexplorado de pobreza, inequidad, exclusión, desesperanza y -finalmente- de esclavitud.
Los argentinos, como herederos de nuestro Padre de la Patria, debemos velar y defender los valores y libertades que fueron obtenidas con mucha sangre derramada. Es por ello, y por el futuro de nuestros hijos, que debemos seguir defendiendo una educación de calidad, pública, gratuita y universal.
«Mi sable nunca saldrá de la vaina por opiniones políticas»
Don José de San Martín no solo fue un destacado militar y estratega, sino un hombre con un profundo sentido común. Un defensor de los derechos más elementales que vienen dados por la liberad. Poder opinar libremente es un derecho irrenunciable.
En el ISTEEC alentamos y promovemos a todos -sin excepción- a que participen y expresen todas sus ideas públicamente, porque estamos convencidos de que en la diversidad se construyen los consensos que contribuyen al crecimiento colectivo de la Institución.
A su vez, el equipo directivo del ISTEEC, siguiendo el pensamiento del General San Martín, pretende instalar la idea que uno de los roles del docente es brindar a sus alumnos las herramientas para alcanzar un pensamiento crítico y autónomo, que le permita expresarse sin condicionamientos.
«En defensa de la patria todo es lícito, menos dejarla perecer»
Pero ¿qué es la Patria y qué representa para todos nosotros? Según su definición es el lugar natal o adoptivo al que un individuo se siente ligado por vínculos de diversas índoles, como afectivos, culturales, históricos o familiares. Es nuestro hogar, nuestro lugar en el mundo. Es donde transcurre todo nuestro tiempo rodeados de nuestros afectos.
Por todo esto luchaba Don José. Por una patria libre, en donde todos los habitantes puedan ser felices a través del desarrollo personal y colectivo.
Para poder desarrollarnos, los seres humanos poseemos una característica inigualable que nos hace absolutamente distintos a toda otra forma de vida conocida, me refiero a nuestra inteligencia. Hemos desarrollado una capacidad especial para poder razonar y entender todo nuestro entorno. Ésto lo hemos logrado durante un proceso de aprendizaje continuo a lo largo de la historia.
La educación como causa y efecto de nuestro desarrollo es un derecho humano. El futuro de la nación se debe cimentar sobre la base de más y mejor educación, independientemente de las ideologías, de los partidos políticos o de las personas.
No se concibe un futuro mejor sin una educación mejor, y para ello es necesario poner todos los esfuerzos y recursos sobre este derecho universal. Si nuestro presente es incierto, ¿qué será de Argentina en 20 o 30 años con jóvenes sin educación, sin oficio, sin competencias?
Invito a toda la familia del ISTEEC a unirnos a nuestros próceres en defensa de la Patria, despojándonos de toda mezquindad, y aunar nuestras fuerzas en una causa común: defender nuestro futuro.
«Hace más ruido un hombre gritando que cien mil que están callados»
Finalmente, una de mis frases favoritas de José de San Martín. Es totalmente atemporal debido a su vigencia permanente.
Con esa frase el Padre de la Patria sintetizaba la necesidad de las personas de libertad y del deber de luchar por ella.
El hombre, el militar, el pensador, el padre, estaba convencido de la necesidad de una Latinoamérica unida, pero culta. San Martín entendió la revolución como un camino hacia la promoción humana y el ascenso social. Lejos de la épica, puso en la educación y en las instituciones el eje de su pensamiento.
Él veía en las instituciones la garantía de la libertad de los pueblos. Por eso su gesta emancipadora dejó a su paso un legado, códigos, símbolos, bibliotecas y medios de prensa.
Voy a expresar algo políticamente incorrecto. Me duele sincera y profundamente mi querida Argentina. Me duele la pobreza, la desesperanza, la emigración, el desempleo, la inflación. Pero sobre todas las cosas, me duele cómo hemos desprestigiado las instituciones de la República.
Tenemos el deber cívico de hacer crecer esas voces que gritan en defensa de una Patria con un futuro mejor. Seguramente eso habría querido Don José de San Martín.
En el ISTEEC creemos que para tener un país con futuro debemos indefectiblemente unir a nuestra sociedad bajo los valores que predicó el Padre de la Patria.
Humanizar el carácter y hacerlo sensible, aún con los insectos que nos perjudican
Inspirar amor a la verdad y odio a la mentira
Inspirar amor por la Patria y por la Libertad•