Ciclo de entrevistas: SERGIO ROSATO

Alumnas y alumnos de la TS en Comercio Internacional y Aduana entrevistaron al histórico y querido profesor del ISTEEC
Por Silvana Villa

Pensamiento ISTEEC #4
Publicado el 4/7/2022 - Año 1 - Julio de 2022

—¿Dónde y cómo fue su inicio de formación académica?
Fue acá en Mendoza, en la Universidad Católica de Cuyo.

—¿En qué momento de su vida supo que le gustaba estudiar sobre comercio y economía?
Un poco por los intereses que uno tiene cuando es adolescente cuando lee los diarios, cuando hay algún interés particular en algún tipo de ciencia o básicamente también surge del secundario, ¿no?
Uno tiene alguna facilidad para alguna ciencia, alguna preferencia por algunos temas o ciertas habilidades que uno posee. De todas maneras, no me parece que sea fundamental saber qué es lo que a uno le gusta, sino también aprender a gustar de lo que uno hace.
A veces tenemos la suerte de poder elegir y a veces tenemos la suerte de poder decir «esto me va a gustar porque lo estoy interpretando». Básicamente a veces es una elección y, a veces, pasa al revés, uno termina gustando de lo que hace.

—¿Qué apoyo tuvo, de parte de su familia, durante su formación profesional?
Bastante, porque no tuve que trabajar y eso es un gran apoyo. Vengo de familia docente y ellos priorizaban mucho el estudio. Mis padres, mis abuelos y mis bisabuelos eran docentes.

—¿Cómo fueron sus comienzos en el ISTEEC?
Bueno, comenzamos en el ISTEEC en una etapa muy dura porque no éramos de la provincia, éramos una Jurisdicción Nacional y empezamos casi sin edificio, estábamos en [la escuela] Agustín Álvarez. No teníamos salas de profesores, ni celadores habían. Éramos muy poquitos, sólo dos comisiones. Nos prestaban dos cursos y una sala de enfermería que la utilizábamos como la sala de profesores (risas).

Fue difícil. Los que estuvimos, organizamos las dos carreras que iniciaron originalmente, la de Comercio Internacional junto a Balance y Crédito y, con el tiempo, fueron incorporándose todas las demás carreras, con una jurisdicción que nos dirigía desde Buenos Aires. Pasamos a Jurisdicción Provincial con el traspaso del Sistema Educativo Nacional a las provincias, así empezamos a formar parte del gobierno de Mendoza, de la Dirección General de Escuelas.

—¿Qué lo hizo continuar o seguir eligiendo trabajar como profesor?
Porque empecé a gustar mucho de lo que hacía. Empecé casual y terminé eligiéndolo porque fue lo que más satisfacción me dio… es una vocación.

—¿Cuál fue la situación más difícil que le tocó vivir en el ISTEEC?
La educación es una tarea problemática por naturaleza. Lo veo todos los días cuando alguien no entiende o hay algún grupo que se queda. Lo incierto de la educación es permanente, o sea, es problemática en todo sentido: práctico, operativo, político y desde todo punto de vista.

Recuerdo cuando la provincia, hace unos años, decidió achicar el sistema educativo. Se pensó entonces en un plan de lucha y marchas. Todos los terciarios de la provincia nos juntamos para defender la educación pública, porque se decía que las carreras no prioritarias iban a desaparecer y salimos todos los profesores en defensa. Quedamos -gracias a Dios- pero en su momento hubo muchísimo conflicto.

—¿Qué anécdota jocosa, especial, en este ámbito laboral va a recordar para siempre?
Cuando yo me inicié acá, en el ISTEEC, tenía 23 años y mis alumnos eran mayores que yo (risas). Había un convenio entre la asociación bancaria y el instituto donde formábamos a bancarios así que, mis alumnos todos eran más grandes que yo. Fue muy gracioso pensar cómo iba a tener autoridad en un curso donde toda era gente mayor. Pero realmente es un placer trabajar con ellos.

—¿Su metodología de enseñanza siempre fue la misma? ¿Alguna situación le hizo cambiar su método?
No, por supuesto que no. Ustedes están trabajando con material de una plataforma, que lo bajan del teléfono. Antes había que ir a las bibliotecas, sacar los datos de los libros y después escribir, escribir, escribir, y en pocos casos, cierto material en fotocopias.

Pero hoy la tecnología lo cambia todo, lo hace más fácil y, al mismo tiempo, implica el compromiso de uno de tener que adaptarse a la nueva modalidad que tiene el alumno en su aprender.

Nosotros aprendimos de otra manera, aprendimos con hoja de papel. Hoy cambia la metodología porque las nuevas generaciones o los millennials (risas), tienen ciertas preferencias por estudiar de otra manera. Cambió el esquema de aprendizaje y somos nosotros los que tenemos que adaptarnos a ustedes.

El profesor siempre está mirando en la clase, en el proceso de todas sus tareas. Observamos cada dinámica grupal, cómo se mueven, cómo aprenden. La manera de aprender de ustedes no es la misma de alumnos de hace 10 o 20 años.

Hay que observar y descubrir los cambios. Esa es una tarea fundamental de un profesor: la observación. Trabajamos sobre la prueba y el error. El error no nos gusta, pero viene. Entonces tenemos que reflexionar sobre una metodología, ver los resultados y, si realmente somos sinceros con nosotros mismos, reconocer que, si no sirvió, no es culpa del alumno, tampoco del profesor. Es un sistema donde todo se va perfeccionando en el hacer, el descubrir y el resultado del hacer.

Hay que estar dispuesto al cambio, con los resultados positivos capitalizados y con los negativos para ver cómo mejoramos. Aunque, siempre hay insatisfacción, esa sería una parte oscura del docente. Uno nunca se encuentra completamente satisfecho con lo que hizo, porque nunca se obtiene el resultado que desea, que es que todos aprendan y esto no sucede siempre.

—Si quisiera dejar algún consejo de cuando usted fue alumno, ¿Cuál sería?
Recuperar lo que se ha perdido, la disciplina del alumno, que es un aspecto fundamental. Es decir, cómo aprendemos a autoevaluarnos, mirar bien cómo es nuestra manera humana y personal de aprender, basándonos en esto de organizarse. Recuperar la disciplina del estudio gradual, la gradualidad es fundamental.

La disciplina de saber que diariamente hay que dedicarse a estudiar. Nadie puede en 15 días atorarse con una materia sin haber realizado un proceso de aprendizaje. Entonces, den importancia al proceso, den prioridad a ese momento en la clase que es «mágico» y en donde sucede todo. Si ahí no sucede, vamos a tener muchos problemas después para estar solos en el trabajo intelectual.

Deben considerar que la educación es un sistema escalonado. Yo no puedo pretender subir al escalón siguiente, si no me siento firme en el de abajo. Sólo de esa manera hay una «construcción».

Descubrir cómo aprendemos, descubrir cómo llegamos al conocimiento y reflexionar siempre sobre uno mismo, no solamente sobre el tema. ¿Cuáles son mis intereses? ¿Qué justifica mis intereses? Y si, verdaderamente, le estoy dando una oportunidad justa al estudio.

A veces, como alumnos, cargamos la culpa en el sistema, en los docentes y no realizamos una reflexión o un autorreflexión de ¿Qué le doy yo al estudio?, ¿Qué oportunidad le doy al conocimiento para que suceda?

—¿Qué cambios presenció, en el ámbito laboral, durante la época de la pandemia? ¿Tuvo algún inconveniente a la hora de dar clases de forma virtual?
Sí, la verdad que sí, porque fue una sorpresa para todos los profesores. No estábamos preparados para la virtualidad. Tuvimos que trabajar muchísimo para adaptar las clases a la virtualidad, hubo que transformar el material para que el alumno pueda interpretarlo como en una clase presencial.
Fue una sorpresa inesperada para toda la educación del planeta y, básicamente, si tengo que ser sincero, los resultados obtenidos en la virtualidad no me fueron gratos. Posiblemente, en el primer año, no se aplicaron todas las técnicas, que después aprendimos para el segundo año de pandemia.

Es importante que ustedes aprecien cada clase, cuando han estado privados dos años de poder tener una presencialidad. En lo personal, para nosotros la frustración es que a veces no alcanzamos todos los objetivos porque los medios tecnológicos que se tenían, con los que los alumnos contaban, no eran suficientes.

Los problemas de conectividad no son sólo un problema educativo, sino un problema social, socio-económico. Algunos alumnos comentan que se sintieron desprotegidos y no acompañados, algo que no está pasando ahora.

Hemos aprendido muchísimo y lo hemos capitalizado. Ahora mismo hay profesores con un sistema mixto. Hay cosas que sí se pueden hacer fuera de la clase pero estamos valorando mucho más el trabajo presencial. Los propios alumnos están valorando mucho más la presencia del profesor como mediador, como acompañante.

—¿Qué consejo les daría a sus estudiantes sobre esta carrera?
Bueno lo que les dije recién; en primer lugar, tratemos de elegir algo que nos guste y nos apasione, eso nos facilita mucho la vida. En segundo lugar, si no tuvimos esa oportunidad, si todavía no pudimos elegir lo que nos gusta, gustemos de alguna manera de lo que hacemos, encontrar la parte buena a las cosas.

Después, trabajar. No existe otra receta que trabajar. Estudiar no es una cinta transportadora en la que nos ponemos y vamos a llegar a un resultado, es una construcción diaria. Aprovechar todos los momentos, estar en el lugar donde estamos, pensar «estoy en la clase en cuerpo y alma». La clase facilita el conocimiento y también, como les dije recién, recomiendo disciplinarse, organizarse y darle una oportunidad justa al conocimiento. ¿No aprendí?, bien, ¿Hice lo que podía hacer para alcanzarlo? O ¿Podría haber hecho más? La auto-evaluación es importante y pese a que puede haber malos resultados, no hay que acobardarse por ellos; cada uno tiene sus tiempos, la parte madurativa para la educación es importante y estas fases son totalmente distintas.

Somos diversidad, somos un instituto que le abre las puertas a todos, entonces nos encontramos con que no es lo mismo para alguien estudiar que para otro compañero y, básicamente, por las formaciones deficientes de la secundaria, sumadas a las dificultades socio-económicas, exigen una tarea de gran reparación. Pero sean agradecidos por esta oportunidad, siempre hay una oportunidad para agradecer y honrar.

—¿Qué otra profesión hubiera elegido para su vida?
Me encanta todo, soy de mente súper versátil, yo creo que cuando termine esta tarea me voy a dedicar a hacer las mil cosas que me hubieran gustado hacer. Me encantan todas las ciencias, me encantan todas las actividades.•
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Este reportaje fue pensado y realizado por las y los alumnos de 1er año, Comisión 1ra de la Tecnicatura Superior en Comercio Internacional y Aduana de la Sede Central.
Fue parte de un trabajo cooperativo del espacio Comunicación, Comprensión y Producción de Textos; bajo la dirección de la Prof. Silvana Villa.