Por Celia Párraga Pensamiento ISTEEC #4 Publicado el 4/7/2022 - Año 1 - Julio de 2022
Es evidente que reconocer héroes y patriotas fue un clásico de nuestras escuelas primarias y secundarias. Cada año se ha conmemorado una gesta como parte de una épica. Es decir, se ha recordado la realización de hazañas legendarias que debieran quedar en la memoria colectiva, a través de las efemérides nacionales.
Sin embargo, como dijo alguna vez Felipa Pigna, la historia no le dio el mismo lugar a Belgrano que a otros héroes de la patria. En este sentido, si miramos un cuadro de este héroe de la patria, podemos observar que no está en un caballo blanco -cual si fuera Pegaso- ni envuelto en una bandera, ironía del destino quizás.
Entonces, hablar de Belgrano y de su obra es un imperativo en este punto de la vida de nuestro país, porque la historia no nos revela que algunas batallas se libran en secreto y que los mitos de la misma son más reales que los hechos en sí.
De ahí que, tan solo para retener, se puede contar que Manuel Belgrano participó activamente en la revolución de mayo, fue miembro de la primera junta de gobierno y pese a ser abogado, actuó como militar en las guerras por la independencia.
Con el fin de exaltar el patriotismo entre sus tropas, hizo que llevaran una escarapela nacional, con los colores blanco y azul celeste. Y un 18 de febrero de 1812 enarboló la bandera con la promesa de luchar por la libertad e independencia de América del sur.
Ahora bien, es extraño, pero el 20 de Junio no se conmemora la muerte de este héroe nacional, sino más bien el día de la bandera argentina. Y en este aspecto, a los estudiantes, ¿Se les dice todo lo que hizo Belgrano? Pues, no.
Algunos docentes evaden hablar de él, porque fue un verdadero gestor de la revolución, un ideólogo de un plan que culminarían otros un 9 de Julio, la independencia.
Muy pocos te relatan que Belgrano fue rico y que perdió todo su dinero en las acciones bélicas que libró en el norte de nuestro país y que murió extremadamente pobre, reclamando siempre a los políticos de su momento por el dinero adeudado. Tampoco te dicen que donó muchísimo dinero para la creación de escuelas que nunca se construyeron.
Las batallas secretas de Belgrano no se dieron a conocer. Esas que probablemente fueron guiadas por los hilos de un destino misterioso, y que conducen inevitablemente a la misión de nuestras vidas. En este sentido, ¿Por qué a Belgrano se le atribuye solamente la creación de la bandera como único acto digno de ser recordado, a pesar de haber sido uno de los más importantes economistas argentinos, precursor del periodismo e impulsor de la educación nacional?
Múltiples interrogantes aparecen cuando se intenta deconstruir la historia, cuando se derriban mitos armados desde una sola mirada o, básicamente en el momento en el que se intenta comprender la verdad más entrañable de nuestros relatos históricos.
Desde esta perspectiva, las preguntas llegan a nuestra mente más rápido que las respuestas, y es en ese instante preciso, que se nos develan algunos pozos ciegos de la vida de los pueblos de Argentina y del recuerdo de sus próceres.
Así, la historia debiera ser explicada también con la idea de no cometer los mismos errores del pasado, para construir una representación más acabada de lo que es la patria y, si quisiéramos otorgarle un relato épico a esa historia, tal vez se podría acudir a las palabras de los propios personajes de la misma.
Teniendo en cuenta estos conceptos, expresó Belgrano: «Sirvo a la patria sin otro objeto que el de verla constituida, ese es el premio al que aspiro» y, en otro momento, declaró: «Trabajé siempre para mi patria, poniendo voluntad, no incertidumbre; método, no desorden; disciplina, no caos; constancia, no blandura; magnanimidad, no condescendencia». No obstante, murió diciendo: «Yo espero que los buenos ciudadanos de esta tierra trabajarán para remediar sus desgracias. Ay patria mía».
Entonces, si tan solo se desentrañara el discurso de los héroes de la patria -como el de Belgrano- se entendería su misión, así como la de Moreno, Castelli o San Martín. Se comprendería en profundidad el significado de la lucha actual contra el consumo y el control, y se podría percibir la amenaza de una cultura impregnada de engaños y alucinaciones.
Si la educación se centrara en la vida y en los discursos de esos héroes y en sus batallas silenciosas, quizás podríamos reencontrarnos con una nueva idea de patria. Tal vez Belgrano no sólo se recordaría por la creación de la bandera sino también por sus virtudes, valores y acciones.
Es fundamental, entonces, hablar sobre Belgrano, hoy más que nunca, para que los héroes cotidianos, los ciudadanos de nuestra hermosa nación, puedan reconocer en su interior y en su bandera el símbolo de una patria unida, digna, justa, democrática y soberana.•