EMOCIONES: Nuestra rosa de los vientos

Por Alejandra Párraga

Pensamiento ISTEEC #5
Publicado el 1/8/2022 - Año 1 - Agosto de 2022

“La única manera de cambiar la mente de alguien es conectarse con ella a través del corazón”

Rasheed Oguafarminca


¿Podríamos imaginar un mundo sin emociones? Tratemos de imaginar por un momento un mundo donde las emociones no pudieran existir. La alegría no sería posible. Ni ningún sentimiento de felicidad, dicha, caridad o amabilidad. El amor no podría sentirse, ni tampoco emociones positivas de ningún tipo. Al igual que las negativas; ninguna pena, ni ira, ni sentimientos de depresión, ni dolor.

Probablemente hemos experimentado momentos de ansiedad, angustia, ira, frustración o miedo. Momentos oscuros en los que hayamos experimentado períodos de dolor, así como de depresión, baja autoestima, desesperanza o cualquier otra emoción dentro de una gran variedad de ellas… Sin embargo, vivir implica emocionarse. Nuestras emociones realmente dan color a nuestras vidas. A pesar de no ser visibles, son muy reales.

Las emociones nos sirven para adaptarnos al entorno, son el lenguaje biológico que se expresa en nuestro cuerpo y en nuestra vida.

Podemos afirmar que ellas son señales existenciales, y constituyen una parte fundamental para la salud integral de la humanidad. Implican pensar en un proceso educativo, integral y permanente. En palabras de Lucas Mailasi «las emociones son la brújula existencial que indica el camino único de cada cual, pues constituyen señales auténticas de quiénes somos y quiénes queremos ser».
Hemos escuchado decir que las emociones son nuestra mayor fortaleza o nuestra peor debilidad, lo cierto es que todo depende de cómo las manejemos. Son la raíz de toda vocación, la sustancia de cada pasión y el combustible que nos mantiene en acción para alcanzar el objetivo personal. También suelen ser el motor de grandes infortunios y hechos dolorosos en la vida.

Ellas están ahí, para bien o para mal, inherentes a la humanidad y tan naturales y cotidianas como cada amanecer; armónicas para quien se atreva a encontrarse, pero tal vez sombrías para quien huya de sí.

Todas las emociones son un instrumento valiosísimo, puesto que nos brindan información existencial. Son el sexto sentido que nos permite percibir lo importante en nuestra vida. Podemos pensar un momento en la frase del Principito, cuando le decía al zorro «no se ve bien si no es con el corazón, porque lo esencial es invisible a los ojos». Las cosas importantes o esenciales las «vemos» con las emociones, son nuestro «sexto sentido». Sin embargo, las emociones que constituyen una verdadera guía existencial son las recurrentes, es decir, las que vienen una y otra vez en diferentes momentos, se dan en estados de calma y son más bien sutiles, mientras que las emociones intensas, excepcionales y del momento (un enojo, por ejemplo) casi nunca resultan una buena guía.

Recordemos entonces, que toda emoción viene a ayudarnos a sobrevivir: aparece frente a una amenaza (real o simbólica) o ante factores que no nos permiten satisfacer un deseo o necesidad. Así pues, es muy importante distinguir cuáles son las emociones que nos dominan, porque son ellas las que pueden ser abordadas como fuente de energía, es decir que nos produzcan placer, disfrute y fuente de motivación. O bien nos quitarán fuerza de voluntad y nos secuestrarán emocionalmente, quedando atrapados en ese lugar y llevándonos hasta la enfermedad.

Ahora bien, te propongo un desafío… a partir de la lectura del Emocionario que verás a continuación, construyas una bitácora de tus emociones. Esta última, permite la estructuración, mediante el lenguaje escrito, de las emociones vividas en un papel. Ayuda a recordar situaciones vivenciales contribuyendo al afecto mnemotécnico (es el procedimiento de asociación mental de ideas, esquemas, ejercicios sistemáticos, repeticiones, etc.).

Las bitácoras nos permiten exteriorizar nuestras emociones y pensamientos para poder liberar la presión. También nos permiten recapitular los hechos pasados, buscando observar nuestras mejoras y avances de manera sencilla, adquiriendo con ello autoaprendizaje y conocimiento.
Son tal vez una de las herramientas más generadoras de cambios tangibles, porque con ellas se puede accionar y reorganizar los procesos mentales para el momento de aplicar estos cambios conductuales.

Sabemos que toda acción está impulsada por una emoción, si no se tiene conciencia de dicha emoción las acciones son mecánicas. Si se tiene conciencia de ellas, las acciones son decisiones y, en las decisiones, está el alcance real de los objetivos.

La propuesta consiste en documentar, durante 21 días, las emociones que sentís. Esta guía estructurada permite comprender el funcionamiento de cada uno de ellas y sacar tus propias conclusiones y avances.

Ahora podés leer algo sobre las emociones básicas…

Enojo
Percibimos este sentimiento como algo desagradable, al experimentar que somos contrariados o atropellados por las palabras, las acciones o las actitudes de otros. El enojo, por lo general, nos predispone el ánimo contra otra persona o contra una situación específica que se nos ha vuelto desagradable o injusta; como injusta o inoportuna, y para corregirla provoca un aumento de la energía corporal (poniendo un límite, defendiéndonos, etc.).
No es negativa, sólo puede acarrear problemas si no la gestionamos adecuadamente. Como todas las emociones, el enojo depende de nuestro sistema de creencias, por lo tanto, no a todos nos enoja lo mismo ni en la misma medida.
La palabra, como tal, deriva de «enojar», que proviene del latín vulgar inodiare, que significa ‘enfadar’.
Entonces, ¿para qué nos sirve? Para definir límites. Cuando nos sentimos mal con el comportamiento de una persona, el enojo nos alerta, nos dice ¡hasta acá llegamos! A veces también nos enojamos con nosotros mismos y esto nos hace tomar decisiones importantes, es decir frenarnos, pues si permanecemos en el enojo, podemos llegar a padecer de problemas respiratorios, cardíacos, cáncer, entre otras. Detrás del enojo se esconde una tristeza profunda que no se ha podido expresar.

Envidia
La envidia es un disgusto, dolor o enojo que surge cuando percibimos que el otro ha alcanzado algo que nosotros deseamos y no hemos logrado. Si hablamos de otro/a podemos inferir que la envidia es, como la vergüenza, una emoción que surge en sociedad y en interacción.

Vergüenza
La vergüenza es el sentimiento que surge como consecuencia de haber hecho algo de manera incorrecta –según una exigencia determinada y ante la presencia real o imaginada de la mirada de otra persona– y reconocerlo.

Culpa
Al igual que en la vergüenza, en la culpa también está ese autodiálogo o «voz de la conciencia» informando que cierto código –moral o ético– fue transgredido. Esto es lo que se conoce como «autoacusación»: la culpa nos indica que algo hicimos mal según nuestra moral. De ahí que esta emoción constituya una verdadera señal de que debemos corregir o reparar algo.

Miedo
Es la sensación de angustia vivenciada ante la presencia real o fantaseada de una amenaza. Como todas las demás emociones, nos informa y da fuerza para resolver el problema o tomar distancia de la situación temida. Provoca toda una reacción química en el cuerpo que, activando el sistema simpático, lo prepara para actuar a partir de la secreción de adrenalina.
A esta emoción a menudo intentamos evitarla. Pero el miedo no es un problema, por el contrario, es un aviso saludable de que debemos hacer algo respecto de una situación percibida como amenazante.

Angustia
Es una emoción diferente al miedo, ya que a éste lo suscita un objeto en particular, identificado o definido, mientras que cuando sentimos angustia tememos a algo desconocido e impreciso. Tiene marcados signos físicos: taquicardia, sudoración, temblores, sensación de falta de aire o ahogo, sensación de atragantarse, opresión, malestar torácico, náuseas, molestias abdominales, inestabilidad y mareo (aturdimiento).

Ansiedad
La ansiedad se trata de un temor indefinido a algo presente. Etimológicamente significa incomodidad. Es una aceleración vital, actividad inquieta y anticipatoria que busca la obtención inmediata de resultados. Se manifiesta como un estado de excitación e hiperactividad con aceleración cardíaca. Al estar pendiente de problemas, la persona necesita terminar rápido lo que está haciendo; es impaciente, se preocupa, está intranquila y no puede focalizarse en el presente.

Tristeza
Es una emoción que generalmente surge ante las pérdidas que sufrimos en la vida. De ahí que sea tan intensa como profundo sea el vínculo con lo perdido. Es un dolor generalizado en el cuerpo, pero sobre todo en el alma. La tristeza no es negativa, no es anormal ni está mal sentirla.

Felicidad
Es un sentimiento estable en el que se da una sensación de orgullo, tranquilidad y satisfacción personal (la llamada «paz interior»). Se le parece a la alegría pero ¡Atención! No es lo mismo, ya que la alegría es más efímera (es decir, momentánea).

Disgusto
El disgusto, como todas las emociones, nos ayuda a elegir. Nos indica cuando algo no es de nuestro agrado y nos asiste al momento de poner límites. Es importante trabajar esta emoción y hablar sobre ella, ya que hay que entender que para alcanzar ciertos objetivos en la vida hemos de pagar algunos «peajes emocionales» y esforzarnos haciendo cosas que quizá en el momento nos disgusten.

Amor
Es un sentimiento de apego (no en el sentido de dependencia, sino de placer por la compañía de alguien) y cariño hacia alguien, algo o hacia una actividad. Se da cuando aceptamos al otro en su legitimidad de ser como es. El amor excluye toda forma de violencia y no sólo se transmite al decir «te amo», sino también con actitudes de cuidado y conductas como proteger, abrazar, cuidar, escuchar, hacer cariños, dar nuestro tiempo, etc.

Tranquilidad
Frecuentemente es confundida con la confianza y la seguridad. La confianza es la creencia de que uno es capaz, y la seguridad es una circunstancia caracterizada por la ausencia de riesgos. Ambas suelen generar la emoción de tranquilidad.•

Por lo menos una vez al día registrá el efecto de una emoción intensa que hayas experimentado ese día, con respecto a cualquier evento. Usa dos columnas: La emoción y la expresión en el cuerpo emocional (rostro, músculos, vísceras y órganos, y calidad energética). Anotá sólo sensaciones corporales de manera objetiva, sin historia, evaluaciones o juicios. Observá el ejemplo:

EmociónExpresión en el cuerpo emocional
LunesEnojo
Frustración
Mandíbula tensa, labios apretados, ojos tensos y redondos, cuero cabelludo apretado, dientes rechinándose, manos apretadas, pies inquietos, pecho y músculos calientes, vísceras tensas, respiración rápida y corta, calidad energética caliente y expansiva
Martes
Miércoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo

“Regular las emociones es el próximo paso en la evolución humana”

Howard Martin