Desigualdades de género en ámbitos laborales
Por Romina Miranda Lozada Pensamiento ISTEEC #2 Publicado el 6/5/2022 - Año 1 - Mayo de 2022
A pesar de los avances en relación a la equidad de género en los diferentes ámbitos de la vida de una mujer, todavía queda mucho camino por recorrer.
¿Existen desigualdades de género en los espacios laborales? Para responder, tomaré como referencia un estudio realizado por la Superintendencia de Riesgos de Trabajo -SRT- publicado en el 2021. En él se demostró que a nivel mundial aún existen grandes diferencias de género, donde son las mujeres quienes sufren en mayor medida el desempleo, trabajos informales, brechas salariales y una división desigual del trabajo no remunerado. Todo lo nombrado anteriormente genera graves consecuencias en sus vidas en general y en su salud, como también en sus posibilidades de desarrollo y crecimiento laboral y económico.
Es de suma importancia empezar a visibilizar estas situaciones que atraviesan las mujeres, ya que es el primer paso para generar cambios.
¿Conocés muchas mujeres que hayan podido llegar y permanecer por largo tiempo en cargos gerenciales? ¿Sus conocimientos son tomados en cuenta de igual manera que los planteados por los hombres? ¿Existen iguales posibilidades de ascenso en una organización tanto para hombres como para mujeres basándose en sus competencias?
Probablemente la respuesta que aparece ante estos interrogantes es un «no» y, por lo tanto, es un buen momento para conocer el concepto del «techo de cristal».
Aquel fue acuñado en el año 1978 por Marilyn Loden, una consultora laboral estadounidense, que planteó que las mujeres no podían ascender en el mundo laboral debido a razones culturales que obstaculizaban sus aspiraciones y no permitían el desarrollo de la equidad de oportunidades.
En 1986 publicó un artículo en The Wall Street Journal. Allí conceptualizó a los impedimentos que encuentran las mujeres para ascender en el mundo de los negocios, como glass ceiling barriers (barreras de techo de cristal).
Un año después, Ann Morrison, Ellen Van Velsor y Randall P. White definieron el techo de cristal -en el estudio Breaking the glass ceiling- como «una barrera tan sutil que se torna transparente, pero que resulta un fuerte impedimento para que las mujeres puedan moverse dentro de las jerarquías corporativas».
Ahora que conocés más acerca de este concepto y del año en el cual se comenzó a visibilizar, parece que es algo que se ha mantenido a lo largo de los años, hasta llegar a la actualidad, resultando bastante difícil derribarlo, aunque existan avances al respecto.
Muchas mujeres en nuestro país se encuentran con este techo de cristal, enfrentando barreras que son invisibles pero difíciles de atravesar. Es relevante dejar bien en claro que su causa se encuentra en la estructura institucional, ya que no existen leyes que prohíban y/o limiten el acceso a puestos de gerencia, y por lo tanto no se vincula a la preparación y capacidades de la mujer.
Estos obstáculos para acceder -o permanecer- en los puestos de mayor jerarquía o de dirección, se tornan más difíciles en ciertas etapas de la vida como la de embarazo o de crianza de sus hijas/os.
No puede perderse de vista que estamos insertos en una sociedad machista, con estereotipos de género. Entendemos éstos como representaciones simbólicas, ideas y expectativas que la sociedad atribuye a mujeres y hombres; que indican cómo deberían ser, sentir y comportarse.
Desde pequeñas/os vamos incorporando estas normas y creencias sociales, donde generalmente la mujer es quien se ocupa del hogar, de la crianza de las/os hijas/os, y el hombre como aquel que trabaja fuera de casa, encargado del sustento económico. Además, ellos son percibidos como «fuertes y con capacidad para asumir puestos directivos», quedando la mujer excluida de dichos lugares.
Por ello, es necesario comenzar a re-pensar estas representaciones mentales y construir nuevos paradigmas. Desde la primera institución en la que estamos insertas/os -la familia-, siguiendo por las demás como las escuelas, los medios masivos de comunicación y hasta la cultura en general, deben ser interpeladas para lograr una igualdad de género real, donde todas podamos acceder a las mismas oportunidades, condiciones, y formas de trato.
Finalmente, quisiera compartir algunas ideas para generar una transformación e intentar romper con el techo de cristal:
- Trabajar en la seguridad personal y la autoestima.
- Explotar los recursos, fundamentalmente el liderazgo y demostrarlo.
- Ser activa, buscando todas las posibilidades para llegar al éxito personal y profesional.
- Generar conciencia social sobre el tema.
- Visibilizar los comentarios machistas y menosprecios, e intentar erradicarlos.
- Equilibrar el reparto de tareas en general. Y más específicamente las tareas domésticas y de cuidado.
- Lograr una cultura organizacional con sistemas claros e imparciales al momento de contratar y promover a sus empleadas/os, donde haya una verdadera igualdad de oportunidades.•