Ciclo de entrevistas: JIMENA DALLA TORRE

«Ingeniera de profesión y docente por vocación». La Vicerrectora del ISTEEC se somete a las preguntas de esta revista
Redacción Pensamiento ISTEEC

Pensamiento ISTEEC #2
Publicado el 6/5/2022 - Año 1 - Mayo de 2022

Desde octubre de 2021 ocupa el número 2 de la conducción del ISTEEC. Conocemos a la persona detrás del cargo.

-¿Qué edad tiene?
Eso no se dice (risas). Estoy estrenando mis primeros 48.

-¿Tiene familia?
Mis dos cachorros, «las bestias» como yo les digo. Emilio y Franco, de 25 y 23.

-¿Profesión?
Ingeniera agrónoma.

-¿Por qué eligió estudiar esa carrera?
Porque egresé del Liceo Agrícola y adoré toda la práctica que tenía la profesión. Adoré podar, morirme de frío en el invierno y treparme a las escaleras. Todo lo que era la profesión me encantaba. Y creo también, porque vivía en un departamento y amaba el aire libre.
Amaba los veranos en la bodega, sus olores. Ir a las fábricas de conserva, me gustaba mucho todo eso.

-¿Cuánto tiempo hace que trabaja en el ISTEEC?
Entré en 2011. Pero antes había dado clases en un profesorado para técnicos, en el que se los capacitaba en pedagogía. Recuerdo que nos coordinaba Edith Garciolo.

-¿De qué espacios y en qué carreras es docente?
Estoy en la Tecnicatura en Enología e Industrias de los Alimentos. Doy Industrialización de Frutas y Hortalizas, Análisis Sensorial de Vinos, Manejo de Cosecha y Postcosecha y Proyecto Productivo, que consiste en la elaboración del proyecto con el que reciben.

-¿Por qué eligió ser docente?
Soy nieta de docentes. Uno de los primeros regalos que me gustó un montón fue un pizarrón con tizas. Amaba escribir y dar clases desde pequeña. Después de haber tenido la suerte de ir a una universidad gratuita, consideraba que había sido una afortunada por poder estudiar, y que mi forma de devolver algo de lo que había recibido era dando clases.
También hay una cuestión de ego. Ser parte de la formación de jóvenes y adultos y saber que vos contribuiste a transformar esa persona en un profesional, me alimentaba el ego. Una cuestión de trascender, sembrar y de ser parte de otras vidas, me parece sumamente gratificante.

-¿Cuál debería ser el fin último de la tarea docente?
Dar herramientas, más que transmitir contenidos. Hoy todo está en Google. Los docentes no vamos a ser reemplazados porque Google no explica, pero tenemos que dar las herramientas suficientes para que ellos puedan volar solos.

-¿A quién admira?
Admiro a los que pueden escribir, pintar, cantar y pueden hacer emocionar. Por lo difícil que es transmitir desde lo subliminal, más allá del lenguaje.

-¿Por qué eligió postularse para el cargo de Vicerrectora?
Consideré que podía sumar y generar cambios que hacían falta en la Institución. También por el desafío personal de ponerme a prueba y demostrar que tengo capacidad para este cargo y para esta función. Me gusta gestionar y considero que era un escalón más en mi trayectoria laboral.

-¿Cómo encontró el Instituto al momento de asumir su cargo?
El Instituto venía saliendo de la pandemia, con todo el caos que generó tener que improvisar soluciones para contener a los estudiantes, que quizás no fueron las más acertadas. Los estudiantes estaban desconcertados, los docentes apabullados de tanto trabajo y cansados del encierro. Entonces, lo encontré un poco caótico, pero encontré también muchas voluntades y muchas ganas de hacer cosas.

-¿Cuáles son los ejes sobre los que se centra su gestión?
Como estoy a cargo del Consejo Académico, el desafío principal que tengo para lo que queda de esta gestión, es tratar de migrar un poco a la educación a distancia. Ir viendo si podemos modificar nuestra oferta. Que no todas nuestras carreras sean presenciales, sino empezar a ofrecer algunas carreras o algunas comisiones en la que los alumnos tengan la posibilidad de realizarlas desde su casa.
Esto no es menor porque requiere muchísimo trabajo docente, mucho trabajo también de los Coordinadores y además, sobre todo, capacitación en manejo de entornos virtuales. Estamos dando los primeros pasos con algunas líneas de capacitación en este sentido para que nuestros docentes tengan las herramientas suficientes para poder enfrentar estos desafíos.

-¿Qué opinión le merecen las críticas respecto a que la educación a distancia no es una educación de calidad?
La única diferencia entre la educación a distancia y la presencialidad, para mí, es que estudiar a distancia requiere mucha más constancia que la presencialidad. Los estudiantes tienen que elegir entre dormir, salir o sentarse a leer en su máquina y gestionar su aprendizaje.
A mí me parece que la educación a distancia tiene otras herramientas que no tiene la presencialidad porque debemos garantizar, a través de acciones muy concretas, esta evidencia de si el alumno se apropió o no del conocimiento. Entonces requiere mucho más planeamiento, mucha más estrategia desde el docente.
El resultado es el mismo. Uno leyó cinco libros, el otro buscó en Internet información, vio videos y el resultado es que los dos deben saber hacer lo mismo. Si vamos a hablar de la educación presencial con docentes netamente expositores, que no hacen participar a los estudiantes ¿realmente se logra apropiar ese conocimiento?
Es mucho más desafiante generar una consigna compleja, en la que el estudiante tenga que buscar sus herramientas para poder resolver, que leer doscientos millones de libros para que después te hagan una pregunta o te hagan resolver un caso y no poder hacerlo.
No estoy tampoco de acuerdo en una modalidad totalmente a distancia. Siempre tiene que haber un contacto, porque esto fue lo que nos pasó en la pandemia. Necesitábamos el contacto con el compañero, el contacto con el par, porque el aprendizaje colaborativo y en grupo es fundamental para poder salir adelante.

-¿Qué necesidades del Instituto considera urgentes y cuáles importantes?
Entre lo urgente está el edificio propio. Hoy las limitaciones de horario y compartir edificio nos coarta un montón nuestra forma de ofrecer la formación técnica. Si tuviéramos un edificio propio podríamos tener las carreras en más turnos, no sólo vespertino, sino en la siesta o funcionar en la mañana como incubadora de empresas o como centro de capacitación.
No tener edificio propio nos impide un desarrollo mayor del que ya tenemos. Esto siempre va a ser una cuestión en nuestra agenda. Compartir escuelas y ser como ajenos en los edificios donde funcionamos es bastante difícil. La convivencia con los directivos de las otras escuelas, a veces, es complicada.
Y lo que me parece importante es empezar este camino de formación de nuestros docentes, interesados en incursionar en la educación a distancia.

-¿Qué importancia tiene la perspectiva de género y de diversidad en su gestión?
El ISTEEC cuenta desde hace muchos años con el Servicio de Orientación al Estudiante. Desde este servicio se atienden cuestiones de género y diversidad, ya sea por derivación de los Directores de Carrera o por demanda espontánea de los estudiantes.
Estamos tratando de poner en agenda todas las cuestiones de la mujer, porque el ISTEEC ha estado silencioso mucho tiempo en estas cuestiones. Es importante que -siendo mujer y formando parte del equipo directivo- estas cuestiones no pasen desapercibidas. Que el día de la mujer se conmemore, que tengamos momentos de reunión y de charla entre las mujeres para unirnos y hacer este mundo un poco más justo.

-¿Cómo es un día en su gestión?
El día en la gestión no es sólo el tiempo que estamos acá, mientras funciona el Instituto. Son reuniones durante la mañana, llamadas para resolver cuestiones de las carreras, atender a estudiantes que tienen inquietudes, a docentes que también tienen dificultades o inquietudes.
La tarea de una persona que está en un equipo directivo es estar todo el día con el teléfono prendido, contestando, asistiendo a reuniones y tratando de gestionar y resolver cuestiones institucionales que exceden al horario en que nosotros funcionamos (el horario vespertino).

-Muchas gracias por su tiempo, Jimena.
Gracias a vos.•